sábado, 28 de septiembre de 2019

"Prontuario de Gabinete": Mariana FABBIANI


PRONTUARIO DE GABINETE

*Texto: Eddy Whopper / Caricatura digital: Andrés Casciani (2019).

Sección "PARTÍCIPES NECESARIOS"

HOY: Mariana FABBIANI

Nombre completo: Mariana Paula Fabbiani Martínez
Fecha de nacimiento: 8 de enero de 1975

"No sé si es momento para críticas,
¿no?
Es un momento más de esperar, de tener paciencia,
¿no?
Es muy poco tiempo para ponernos a criticar.
También hemos resaltado que han salido los funcionarios
a explicar,
que también es algo nuevo de esta gestión,
¿no?
Que se equivocan, pero también dan la cara.
Me parece que justamente tenemos que tratar de empujar todos,
y tratar que este cambio que empezamos a SENTIR
sea un hecho:
que la gestión
se empiece a notar.
Por supuesto, es difícil para la gente.
Creo que son momentos en los que todos
nos estamos abrochando el cinturón,
ajustando,
¿no?
Los precios suben.
A la gente le cuesta mucho llegar a fin de mes.
El tema de los despidos quizás fue un poco fuerte.
Pero bueno, supongo que también tiene que ver
con esta primera etapa.
Creo que hay que darle tiempo,
¿no?
No ponernos enseguida en el lugar de tirar todo abajo.
Según lo que escuchamos, lo de la herencia es TERRIBLE,
¿no?
O sea:
la magnitud de la gravedad de lo que estamos viviendo,
¿no?
Entonces, va a llevar su tiempo y…
quizás….
no alcance…
un solo mandato,
¿no?
Pero ojalá se pueda encaminar
hacia lo que todos
necesitamos".

Antes de que Mariana Fabbiani consumara el recitado que antecede en la mesa de Mirtha Legrand, a 100 días de la asunción de Mauricio Macri, “El Diario de Mariana” estaba por cumplir 3 años en el aire. Había sido incluido en la grilla de Canal 13 –del multimedios Clarín- como parte de la estrategia ofensiva de sugestión exitosamente afrontada por el macrismo. Apenas hacía un mes que el programa de Jorge Lanata –también transmitido por Canal 13- había comenzado a desgranar, para la indignación de “papis y mamis 2.0”, las peripecias literarias de una alibabesca “Ruta del Dinero K” que provocó la alteración colectiva de varios millones de máscaras morales.

Mariana Paula venía del mundo del espectáculo y del modelaje; esgrimía, también, ser nieta del histórico compositor y orquestador de tangos Mariano Mores. Luego de algunos escarceos fotográficos, había participado unos pocos segundos en el video clip de Luis Miguel “Suave”. Los televidentes conocen su trayectoria, siempre desenvuelta sobre carriles moderados de masividad: conducción de programas de variedades, obras teatrales para niños, actuación en comedias superficiales, ciertos conatos elementales de baile y canto –grabó dos discos relacionados con participaciones en la televisión- animaciones en radio y presencias en el programa de Marcelo Tinelli.

Probablemente, los estudios mercadotécnicos del equipo publicitario macrista hayan relevado con encomio esta impronta de trivialidad seductora que, por lo demás, viene en Fabbiani acompañada de una fuerte disposición gestual. Su enorme sonrisa persuasiva preside la belleza oficinista del rostro, cogobernado por evidentes ojos oscuros sumamente expresivos; fáciles guedejas coloreadas en tonos promedio enmarcan el dibujo matrimonial y caen sobre las primeras delgadeces de los hombros, que preludian la sobriedad de la silueta. La clase media aspiracional, voluntariamente exenta de todo compromiso con el Otro diverso, encontraría en Mariana –direccionada al bienestar por sus propias decisiones independientes- una vocera y a la vez un símbolo de sus propios estándares.

Así es que las autoridades de “El Trece” la eligieron para el “giro político” de la primera tarde amable de los días hábiles. Desde allí ejerció su rol digitado y activo, antes y durante el ejercicio del poder formal por parte del macrismo.

En su programa se mezclaban con sumo provecho novedades policiales con los últimos montajes de Periodismo para Todos; se interpelaban figuras del kirchnerismo ausentes frente a “panelistas” adictos; se alternaban las bambalinas de las novelas de Turquía con los entretelones terroristas del fiscal Alberto Nisman. Se invitaba, con frecuencia saturada, a los personajes del entorno Cambiemos: Mariana los entrevistaba en charlas más o menos informales, y allí desenvolvía el rosario de rictus y frases de influencia que tendían a excitar el cúmulo de prejuicios ya presente en sus espectadores.

No pocas veces, las interrupciones de la emisión por las llamadas “cadenas nacionales” de Cristina Fernández (episodios de inauguración de escuelas, centros de salud, rutas, monumentos o centros culturales) eran luego objeto de crítica también en el “Diario”, que propiciaba desde el púlpito televisivo el “autoritarismo” y la “soberbia” de la entonces presidenta. No obstante, como perfil de comportamiento, Mariana rearmaba la compostura y afrontaba el resto del programa desde una instancia de resignación, ejemplo y aviso de la entereza anímica que “todos” debían aprender en homenaje a la obligada tolerancia.

La empresa productora del programa, More Televisión S.A. -enmascarada bajo el nombre de fantasía “Mandarina”- tiene por uno de sus propietarios a Mariano Chihade, padre de los dos niños de Mariana Fabbiani y su pareja desde el año 2006. Se ha sindicado a Chihade como asiduo compañero de paddle de Mauricio Macri, en reuniones deportivas a las que iban también invitadas otras personalidades del entorno, como Gustavo Arribas (señalado, entre otras irregularidades, por comandar un grupo de espionaje a periodistas de la oposición), el actor Martín Seefeld (enfrentado por cuestiones ideológicas con su socio, el kirchnerista Pablo Echarri) y el Secretario de la Presidencia Fernando De Andreis. En algunos medios se describe al tándem Fabbiani-Chihade como “amigo de Macri y Awada”.

Desde diciembre de 2015, Mariana y su “Diario” asumirían otra función: la falsa consciencia construida debía, ahora, mantenerse viva. A medida que los operadores televisivos, políticos y judiciales iban produciendo resultados en consonancia con el plan perseguido por el nuevo gobierno, Mariana los reproducía en “DDM”, adecuados al temperamento adquirido por los oyentes luego de años de influencia sobre sus capacidades de inteligir.

En una de sus emisiones, por ejemplo, se le ordenó sugerir que los jueces cobraban dádivas para disponer excarcelaciones en las causas seguidas contra empresarios y funcionarios del gobierno anterior. “Vamos un poquito con la actualidad” -explica Mariana desde los videos guardados en diversas plataformas- “con el tema político y judicial, que realmente es noticia en estos días y promete serlo [abre los ojos] en los próximos también. Tras la escalosa… eh… escandalosa liberación de Cristóbal López, este, con el [abre los ojos] cambio de carátula incluido [aparta el largo flequillo con la mano], le siguió la liberación de Zannini y D’Elía el fin de semana, y también [acentúa la exposición de los tendones del cuello] ¡se comenta que podría estar PRÓXIMO a quedar libre, estee, De Vido! [Se dirige a un panelista] Esto es un rumor muy fuerte que está circulando [vuelve a cámara] y [alza los hombros] también está circulando el rumor, el fantasma de las coimas [cierra los ojos] en la Justicia. Para todos es una [abre con intensidad los ojos] CERTEZA, pero… nadie… digamos… o como, como que está naturalizado, ¿no?”

Su jurado de periodistas afirmaba y acentuaba este papel: Diego Leuco, propagador consciente junto con su padre de falsedades funcionales dotadas de visos de verosimilitud y violenta derivación emocional; Mercedes Ninci, “movilera” durante las comparecencias de funcionarios del gobierno anterior a las indagatorias en las causas promovidas por denunciantes del macrismo; el antikirchnerista y periodista de cotilleo Ángel de Brito; Carmela Bárbaro, hija del peronista “anticristinista” Julio Bárbaro y otros.

A la vez, Fabbiani era también reporteada. De esas apariciones de rol invertido, se destaca el trabajo de 2017 publicado en la revista LUZ: un compendio de vacuidad que, al mismo tiempo, pone en denuncia los derrumbes de lo crítico que marcaron la época. Motorizada por su propia batería de liviandades, Mariana explicó allí que perfectamente podía “conjugar los roles de mamá, esposa y profesional”; que “disfruta trabajar con su pareja”, en gran parte porque “lo admira”; que “cuando las cosas no van bien, nos sostenemos mutuamente”; que, cuando “no soy mamá o estoy trabajando, soy amiga, soy hija, soy hermana”; que “tengo suerte de estar muy enamorada de mi marido” y que “a veces estoy en el programa en el medio de una entrevista y pienso si le compré el cuaderno azul a Matilda para el colegio”.

“Valoro el silencio”, dijo a un público no contradictor que está convencido de que, en él, residen todas las respuestas.

Preguntada sobre cómo “se surfea” la pareja teniendo “nenes chiquitos”, Mariani confesó, articulando los mismos esquemas coloquiales que su público, que “no soy fundamentalista del colecho ni del no colecho”, pues “hago lo que siento”. Y remató, a través de una frase de efectivo impacto entre una clase media profundamente observada por el poder real: “los libros, en eso, para mí no cuentan”.

Este desfile de moldes semánticos se repitió, pero con actuaciones opuestas, cuando desde el estrato de decisiones publicitarias se decidió que Fabbiani entrevistara al propio Macri. A pesar de las críticas de “invasión de lo político” en su programa –algo de lo que ella misma había protestado durante la segunda presidencia de Cristina Fernández- el “Diario de Mariana” transmitió en directo desde la Quinta Presidencial de Olivos. Eran, por entonces, tiempos de antesala a la contratación del préstamo más grande que el Fondo Monetario Internacional le extendiera a país alguno en toda su historia: 57.000 millones de dólares, un monstruoso salvataje que evitó la explosión financiera luego de que los operadores macristas convirtieran al país en una de las plazas especulativas más rentables del mundo. “Te gusta ver fútbol”, señaló Mariana, tuteándolo. “El otro día fuiste a ver el partido a la casa de un amigo, te tomaste esa licencia… ¿cómo es cuando decís ‘bueno, voy a la casa de mi amigo’…?”

Encaramada con soltura en el guion que le preordenara el equipo de mercadotecnia del presidente, Fabbiani destacó el uso por parte de Macri de medias de diferente color, como manifestación de una idea de integración en el Día Mundial del Síndrome de Down. Luego quiso saber, ya a totales espaldas de las concretas responsabilidades de Macri como ejecutor de un plan de exterminio social y económico, si “se puede ser un buen presidente y un buen padre”; y, más tarde, si era cierto que “Antonia maneja sola el carrito [de golf], y… ¿vos vas atrás?”.

“Un papá o una mamá trabajan mucho y, sin embargo, quieren estar presentes”, convino, para cerrar el círculo empático. La entrevista vespertina alcanzó picos de 800.000 espectadores.

Por entonces, una investigación independiente que fuera ignorada por los medios hegemónicos daba cuenta de que, entre octubre y diciembre de 2017, la productora “Mandarina” había recibido más de 5 millones y medio de pesos en pagos realizados por el Instituto Provincial de Lotería y Casinos de la provincia de Buenos Aires. Casualmente, la gobernadora María Eugenia Vidal fue entrevistada por Mariana el 25 de octubre de ese año, días después de la elección de medio término que llevó al triunfo a la lista de Cambiemos. En el mismo programa se había informado, en grandes zócalos, que “le quitaron los fueros a Julio de Vido y en minutos será detenido”.

Su actitud colaboracionista, materializada en preguntas falsamente ingenuas como “¿Vos creés que puede haber violencia en la marcha de hoy?” cuando la movilización provenía de sectores opositores, y resaltar el hecho de que “la gente iba con sus chiquitos” durante las “marchas espontáneas” a favor del gobierno, fue evolucionando hasta alcanzar, en 2019, un punto de no retorno y necesidad de juzgamiento. En medio del recorte brutal que el macrismo impuso a las partidas de salud y de la negación oficial de medicamentos a decenas de miles de personas en situación de vulnerabilidad, su programa organizó un debate entre médicos acerca del “verdadero” valor de las vacunas. Luego de un intercambio de ideas, lograron consensuar una conclusión: “no está científicamente comprobado que las vacunas sean efectivas”.

Inmediatamente, la Sociedad Argentina de Infectología emitió un comunicado en el que expresó su preocupación; además, la Defensoría del Pueblo denunció la emisión por “desinformar” en perjuicio de tópicos centrales relacionados directamente con el derecho a la vida.

La estulticia y la derecha comparten un atributo doloroso: no tienen límites. Lo sencillo es tan absolutamente abordable por la crueldad que, en la abrumadora mayoría de los casos, queda la duda razonable acerca de si el simple, cuando es digitado, aporta un componente subjetivo a sus acciones o nada más es tan insustancial que hasta le falta el dolo de delinquir. La discusión no es nueva: la división de tareas en el desarrollo del Holocausto puso en evidencia la posibilidad de que ninguno haya sido responsable y, a la vez, todos lo fueran.

En cualquier caso, una disposición sensata hacia el bien obliga a condenar toda libre elección por el mal. Ésa, sin dudas, es la máxima que preside cualquier juicio de reproche.

Sin embargo, debe tenerse presente que en toda estafa, el estafado participa del delito. La víctima que ahora pide justicia SABÍA que el billete de lotería premiado valía mucho más que lo que estaba pagando. Y así, cuando el juzgamiento moral caiga sobre los perpetradores, ¿quién de los pretendidos engañados podrá aducir que concurrió con ingenuidad a leer El Diario de Macriana?

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jueves, 26 de septiembre de 2019

"Prontuario de Gabinete": Miguel Del Sel


Prontuario de Gabinete

*Texto: Eddy Whopper / Caricatura digital: Andrés Casciani (2019)

PARTÍCIPES NECESARIOSHOY: Miguel DEL SEL

Nombre completo: Miguel Ignacio Torres del Sel
Fecha de nacimiento: 3 de julio de 1957

Cuando Mauricio Macri le ofreció ampliar la estructura partidaria del PRO, postularlo a ejercer el cargo de diputado de la Nación y después gobernar la provincia de Santa Fe, Miguel del Sel le pidió unos días “para pensar”. Por entonces, su grupo cómico Midachi llevaba más de 6 meses de cartelera del espectáculo Midachi Circus, la coronación de una carrera de más de 27 años y 4 millones y medio de espectadores. Junto a sus compañeros Daddy Brieva y Darío Volpato había cumplido gran parte de un ideal consensuado: ser “empresario de sí mismo”, alcanzar la fama, asegurarse una fortuna para sí y para sus hijos y materializar con creces las ambiciones forjadas en el seno de una familia de ingresos apenas por encima de la subsistencia. Su proyecto de juventud había sido ser jugador de fútbol del admirado Club Atlético Unión; finalmente, egresó de un instituto público con el título de Profesor de Educación Física.

Los lauros teatrales, cinematográficos y televisivos de Del Sel, así como su personalidad expresiva de rápida llegada a los sectores bajos y medios, pasaron un test de calificación desarrollado ciertamente a sus espaldas. Ya había sucedido algo similar durante la implantación del neoliberalismo en los años 90: para conquistar el favor de las mayorías masivas se había dado paso a la instalación de personajes populares en espacios que nunca antes habían ocupado. Así se fue ubicando en candidaturas de importancia a personajes populares, algunos de los cuales alcanzaron una notoria permanencia, como el corredor de automóviles Carlos Alberto Reutemann (dos veces gobernador de Santa Fe y senador nacional desde 2003) y el cantante Ramón “Palito” Ortega (gobernador de Tucumán, senador nacional y candidato a vicepresidente de la Nación). Otros, más efímeros, también lograron cierto apoyo de los electores: es el caso de la locutora y ex modelo Raquel “Pinky” Satragno (quien estuvo a punto de ganar la intendencia de La Matanza en 1999), del también cómico folklorista de seudónimo “El Soldado Chamamé” en la provincia del Chaco y la precandidatura del tropicalero “Ricky” Maravilla a la intendencia de Salta.

Finalmente, Del Sel dio el sí. Mauricio Macri lo sumó a la sede Santa Fe de la Fundación Pensar y lo instituyó en Presidente del PRO en esa jurisdicción. A la vez, lo incluyó en las prácticas de entrenamiento especializado y le asignó un rol: el de “simple habitante de este país” que “sólo quiere que a todos les vaya bien”.

Por el abandono de Del Sel, el grupo Midachi cerró su proyecto millonario. Miguel, a partir de entonces, inició su catapulta hacia las alturas de la interpelación y el ejercicio del poder.

En la línea de degradación de la dinámica institucional disparada por el PRO –que encontraba por entonces un público ávido de críticas a las prácticas democráticas- los operadores conductistas del macrismo le instruyeron la confesión de “no saber nada de política”, a fin de construir aquella imagen de “vecino de a pie” a quien, por sus éxitos personales, lo habían “venido a buscar”.

“Hay que ser buena gente, debemos hacer el bien, ser buenas personas, buenos amigos, buena familia. Hay que ayudar al otro, tenemos que vivir felices. La gente tiene sueños. ¡Qué bien se vivía antes! Jugábamos a la pelota en la calle, la gente tomaba mate en la vereda, volvíamos de madrugada a casa y no pasaba nada”. Del Sel apelaba a la evocación de un pasado hiperbólico en el que, como una Arcadia malograda por las emisiones contaminantes de la historia, las cosas sencillas de la vida se habían depredado en la hoguera de la codicia. “No hay que mentirle a la gente, no hay que robar, no debe haber corrupción”, repetía el candidato Miguel. “Escuchame, ¡cómo puede ser que acá no haya un médico!”, invitaba a pensar, en sintonía con las manifestaciones de “buen salvaje” que, al mismo tiempo, desgranaban otros personajes por todos los medios.

Como parte del método de atracción psicológica que con aplicación de principios de mercadotecnia había elaborado el publicista rentado Jaime Durán Barba, Del Sel incorporó también los arquetipos de estigmatización que en especial las clases medias veían con agrado, por formar parte de un residuo de deuda espiritual que ancestralmente debieron reprimir. En consecuencia de ello, las propuestas del cómico versaron, por ejemplo, sobre concientizar a los empleados públicos de que debían contraerse al trabajo y no “fichar e irse a la peatonal”; que los niños de menores recursos debían ser inmediatamente educados “para que no roben”; que, si de él dependiera, “habría reemplazado los planes sociales por trabajo real”; que la única manera de construir un país es “trabajando y estudiando”; que “el campo es el gran botín de los gobiernos”; que las cloacas y la provisión de agua son necesarias para que “los negritos se bañen” y otros estándares mal inscriptos en el imaginario asalariado y pequeño cuentapropista.

En todo momento, además, desplegaba un estilo campechano y distendido, que incluía formas groseras e invocaciones rústicas e injuriosas. Quizás estos aspectos de poco gusto fueran un demérito, un golpe contra el sentir aspiracional de algunos sectores que aún hoy continúan identificándose con el macrismo a partir de sus ilusiones de pertenencia. Lo cierto es que, con toda claridad, Miguel del Sel estaba siendo construido como un apéndice subalterno de Mauricio Macri: por ello, debía devenir exento del brillo fálico del poder tradicional, de los atributos de la oligarquía y aun de los modos de interacción figurados a los que todavía propenden las franjas que se autoperciben dignas como estrategia de diferenciación. Lo que se procuraba, por ese entonces, era que los santafesinos obedecieran al que obedece, como una réplica de los patrones de producción ancestrales heredados de la Gran Inmigración.

Así estructurado el andamiaje persuasivo y como plataforma de preparación para las elecciones a gobernador del año 2015, Miguel Del Sel encabezó la lista de candidatos a Diputados Nacionales de la alianza “Santa Fe nos Une” en los comicios de 2013. Obtuvo el segundo lugar con el 27,2 % de los sufragios y durante un año y dos meses ocupó un escaño en la Cámara Baja. Desde allí, fogoneó la polarización del escenario político, sin abandonar el personaje de “tipo sano” que no impone, sino que “viene a aprender”.

Cuando renunció a su banca para lidiar por la gobernación de su provincia, dijo: “Fue una experiencia buena, pero me di cuenta de que no se podía hacer mucho con una mayoría del oficialismo que sólo vota leyes del Gobierno. Y que levanta la mano porque así se lo ordenan, sin debate”. Preguntado acerca de por qué dimitía, si su mandato duraba 4 años, contestó que “para mí no vale eso de ir con el cinturón de seguridad puesto, sabiendo que si pierdo sigo viviendo del Estado”.

La misma tónica amigable de vínculo “hombre común / hombre común” le fue ordenado seguir durante su campaña proselitista con miras a ocupar la gobernación de Santa Fe. Con el propósito de ganar el favor de los sectores menos ilustrados, el ex Midachi apeló a la dotación de una impronta histriónica en todas sus apariciones –otorgando a la edificación de lo público el mismo cariz de grotesco que imprimía a sus números de vodevil- y también a aquella formulación de expresiones fuertemente chabacanas. Por entonces, sus detractores habían relevado un video de promoción filmado dos años antes. Allí Del Sel concertaba con un grupo de obreros: “Yo les aviso cuando venga la próxima, y ahí buscan la canchita. Yo pago el asado y comemos”. Uno de los trabajadores le preguntaba, a continuación: “¿Ponés la parrilla, todo?”. Y Miguel, entonces, remataba: “Ponela vos, qué querés, que venga con putas, encima, también”.

Con el apoyo de Mauricio Macri desde Buenos Aires –a quien el mediático Del Sel promovía, a su vez, desde Santa Fe- la lista resultó victoriosa en las elecciones primarias de abril de 2015, por poco más de 3.000 votos sobre el Frente Progresista, Cívico y Social de Miguel Lifschitz. Sin embargo, perdió en las generales frente a la misma fuerza por tan sólo 1.504 sufragios. El nuevo electorado de Cambiemos apreció positivamente esta explosiva participación del ex artista de variedades y se convenció acerca de que la definitiva instalación del “cambio” ya, tan sólo, requeriría del transcurso del tiempo.

Como parte de la exhibición del “equipo de gente honesta” que propiciaba Mauricio Macri para “el futuro del país”, Miguel del Sel fue orgánicamente convocado a la mayoría de las apariciones del candidato de las clases altas y de la clase media aspiracional. Del Sel, el “político apolítico”, había estado a un paso de ganarle a la política.

Una vez en ejercicio del poder formal, Macri lo designó, sorpresivamente, embajador en la República de Panamá. También orgánicamente, el cómico aceptó. Sin un minuto de cursada en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación ni versación alguna en diplomacia, el profesor Del Sel sostuvo, desde el día de su propuesta de nombramiento, que iría al país centroamericano “a aprender”, una frase que, por entonces, la totalidad del arco de Cambiemos expresaba en cuanta oportunidad se diera, para denotar honestidad intelectual. Este mismo relevamiento positivo de la ignorancia –que, por lo demás, venían adoptando desde hacía décadas quienes a la postre resultaron votantes del macrismo- fue el escudo que lo dispensó de formular aclaraciones en abril de 2016, cuando Mauricio Macri y todo su círculo de influencia aparecieron en la investigación periodística de mayor relevancia mundial sobre casos de corrupción: los llamados “Panama Papers”.

Por entonces, en su carácter de embajador, el comediante se hallaba donde el mundo centraba su atención. Los medios internacionales de prensa le exigieron respuestas acerca de qué actitud política tomaría Macri, a la luz de las renuncias que por decoro habían elevado otros involucrados notables como el primer ministro de Islandia, el ministro de Industria español y toda una ola de funcionarios en decenas de países. Mal aprendido de su libreto, declaró que el affaire de los Papeles trasuntaba “un problema entre privados” y que, por ello, no le correspondía realizar ninguna declaración. Dijo, además, que no había hablado con el presidente “de este tema”.

Incapaz de sostener la potencia actoral que requería el andamiaje de falsedades, lealtades a la mentira y criminalidades complejas sobre el que se desarrollara la máquina macrista, Miguel Del Sel renunció a su ministerio el 12 de abril de 2017. En una de las mesas de la también ex actriz Mirtha Legrand se lo vio avejentado, superado por el rol que había aceptado cubrir y, en especial, consciente de que su participación en la etapa de afianzamiento del macrismo había terminado. Alegó en esa oportunidad sufrir depresiones, verse vulnerado por “los ataques de las redes sociales” e, incluso, haber “perdido plata” en su aventura, algo que los espectadores de toda extracción estimaron cierto, pues sin solución de continuidad retomó sus viejos vínculos con la revista y rearmó el exitoso grupo Midachi. Era aquélla su última hora política.

Como los protagonistas de las tragedias clásicas, Del Sel parece haber caído en los desequilibrios que genera la audacia de desafiar lo preordenado por los dioses. Incluso, ya lejos de las arengas y de los mitines, “la política” a la que quizás jamás debió requerir le terminó dando una estocada infiel. En septiembre de 2019, la Cámara Nacional Electoral confirmó su condena a 6 meses de inhabilitación para el ejercicio de sus derechos políticos. La causa: apenas 5.000 pesos de diferencia en un balance partidario del año 2012, cuyo origen el artista popular no pudo justificar.

Así Miguel Del Sel, escapando de su destino, encontró finalmente su destino. Pagando, incluso, por los que no pagaron. Algo así como haber sido sorprendido antes de colarse a la platea de Unión, instado por un nuevo vecino seductor, rico e impune que se divierte delinquiendo -de ésa y de muchas otras formas- con su banda de alcahuetes.

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miércoles, 25 de septiembre de 2019

"Prontuario de Gabinete": "Lilita" CARRIÓ


"Prontuario de Gabinete"
*Texto: Eddy Whopper / caricatura digital: Andrés Casciani (2019)

Hoy: “Lilita” CARRIÓ

Nombre completo: Elisa María Avelina Carrió
Fecha de nacimiento: 26 de diciembre de 1956

“Lilita” Carrió es oriunda de la ciudad de Resistencia, provincia del Chaco. Allí cursó la carrera de Abogacía y fue luego profesora de Derecho Constitucional y Derecho Político.

Durante el llamado Proceso de Reorganización Nacional (nombre que la última dictadura cívico-militar dio a su programa de cambio de paradigma económico y exterminio de minorías), fue funcionaria judicial: sin haberse aún recibido, el general Antonio Serrano, interventor de la provincia y amigo de Jorge Rafael Videla, la designó Fiscal de Estado. En 1980, durante la presidencia del genocida Roberto Eduardo Viola, fue nombrada Secretaria del Tribunal Superior de Justicia chaqueño. De este período, reiteradamente se ha reprochado a Carrió no haber intervenido con eficacia en la investigación de delitos de lesa humanidad cometidos por las autoridades de facto, como la desaparición forzada de personas en el ámbito de su jurisdicción y, en especial, la llamada “Masacre de Margarita Belén”, ocurrida en diciembre de 1976, que integró las acusaciones del Juicio a las Juntas en 1985.

Otras noticias, nunca finalmente corroboradas, la vinculan con el tráfico de niños en la provincia: su primo, Alejandro Carrió, fue abogado de los hijos apropiados de Hernestina Herrera de Noble, que se oponían a la determinación judicial de su carácter de hijos de desaparecidos. Estas operaciones de secuestro y entrega de menores, según algunas versiones, la emparentan con el actual referente del Grupo Clarín Héctor Magnetto, cuyos hijos adoptivos habrían sido “conseguidos” por Lilita, según comentara en un programa radial José Pirillo, ex director del periódico La Razón.

Quizás sus vínculos con el poder militar de entonces provinieran de su tía paterna, Nélida Avelina Carrió, casada con el teniente coronel Héctor Rodolfo Porma Ormaechea, jefe de Regimiento en el Chaco durante la dictadura.

Lilita Carrió saltó a la escena política en el año 1994, cuando por gestiones de su padre –un conocido radical de su provincia- y del propio Raúl Alfonsín, logró ingresar en las listas para Convencional Constituyente.

A partir de entonces, Carrió ocupó un espacio destacado en la vida institucional y, sobre todo, en el afecto de un sector a quien cuadraban sus participaciones y manifestaciones efusivas, siempre cruzadas por la idea de “honestidad” y de denuncia de actos vulneratorios de la virtud pública. Entre 1995 y 1999 fue diputada nacional por la Unión Cívica Radical; renovó este cargo hasta 2003, esta vez por la Alianza que llevaría a Fernando De la Rúa a la presidencia. Pronto, sin embargo, manifestó diferencias insalvables con la administración delarruista, lo que la condujo a generar una bancada propia que derivaría, en el año 2001, en la creación del partido ARI (Argentinos por una República de Iguales). Por esta lista, Carrió se postuló en las elecciones presidenciales de 2003 y obtuvo el quinto lugar, con el 14 % de los votos. El porcentaje creció a 23 puntos luego de los comicios del año 2007: la entonces Coalición Cívica ARI, que la llevaba como candidata a presidenta de la Nación, quedó en la segunda posición, con la mitad de votos respecto de Cristina Fernández de Kirchner. Continuó como Diputada hasta el año 2007 y luego fue electa para el período 2009-2013 por un espacio llamado “Acuerdo Cívico y Social”.

Carrió se presentó como candidata a presidenta nuevamente en el año 2011: salió última, con poco menos del 2 % de los sufragios. Fue, sin embargo, otra vez diputada electa en el año 2013, dentro de una coalición de centroizquierda denominada “UNEN”.

Durante los primeros años de su exhibición en el ámbito público, una clase media identificada simbólicamente con el desempeño de conductas por el camino de lo moralmente correcto le dispensó su simpatía. Es que Lilita, a la par de ostentar una impronta de firme conducción por la vida, denotaba un perfil de templanza en la lucha desigual contra las prácticas de corrupción enquistadas en el poder. Hacia principios de los años 2000, labró una fuerte imagen positiva a través de acciones que trasuntaban un apego incondicional a valores universales.

En esta dirección, sus cada vez más adherentes la vieron promover audaces acciones de puesta en ejercicio de la legalidad profunda, como su trabajo para lograr la destitución de los jueces de la Corte Suprema de los años 90, sus denuncias contra Mauricio Macri por delitos y desfalcos cometidos contra el Estado, sus constantes renuncias a los espacios políticos que la incluían por discrepancias éticas con alguno de sus miembros, su actitud de renunciar a la banca en el año 2007 para ser sometida a un juicio por calumnias e injurias del que finalmente resultó victoriosa y el mantenimiento permanente de una postura que, con vinculaciones en el dogma católico apostólico romano y en la libre elección humana del camino del bien, sugería su rol de “azote de la corrupción”.

Luego del pico de popularidad que la llevara a seriamente plantearse la eventualidad de ser elegida presidenta de la Nación en el año 2007, Carrió cayó en la estima de esa misma clase media que la había entronizado pocos años antes. Durante el llamado “conflicto del campo” de 2008, Lilita apoyó fuertemente a los sectores oligárquicos y desplegó su primera teoría conspirativa que involucraba al matrimonio Kirchner: según su versión, la necesidad de establecer las retenciones móviles provenía de la ejecución de un plan criminal kirchnerista, que incluía el robo de dinero de las arcas públicas y su extracción del país a través de “valijeros”.

Desde esta marcada posición, Carrió se propuso reconquistar las posibilidades de poder que alguna vez había podido vislumbrar y, efectivamente, integrar espacios de concreta incidencia en la más alta política nacional.

Si bien su futuro se había visto de alguna manera apagado por aquel magro resultado de 2011, tan sólo un año más tarde el poder real, fuertemente interpelado por el kirchnerismo a favor de la implementación de políticas de corte nacional y popular, decidió también hacerse nuevamente del poder formal. Para ello, implementó una campaña de penetración psicológica que exigía una enorme gravitación emocional: Lilita Carrió, por las excentricidades evidenciadas durante las puestas en tinglado de su fortaleza de carácter, resultaba un elemento sumamente aprovechable al fin de poner en marcha la maquinaria sugestiva que llevaría a Mauricio Macri a la presidencia.

En sintonía con la propagación de una megalomanía mediática nunca antes vista, la diputada cumplió la función de dar fe de las imputaciones diarias que recibían Cristina Fernández de Kirchner y su entorno; como así también de avivar con fuego pasional e histriónico cada uno de los logros de persuasión que el macrismo iba consiguiendo a través del estímulo subjetivo comunicacional.

Desde fines del año 2012, entonces, Carrió comenzó a desandar el camino hacia su participación efectiva en el escenario de la derecha. Como primer paso, abandonó la alianza progresista UNEN, en disidencia con una mayoría que no aceptaba su propuesta de unirse al macrismo.

Durante este período, el despliegue de la andanada mediática -apartada de toda vocación ética- la tuvo como protagonista del desarrollo de un desvergonzado sendero de construcción de irrealidad, proyectos a los que Lilita Carrió aportó su apego por el dislate y una enorme capacidad de ejercicio de lo que sin dudas podría calificarse como un sucedáneo de la insania.

En su carácter de herramienta de expansión de los métodos científicos de embelesamiento aportados por el duranbarbismo contratado, Carrió ha sido una de las voceras de la vulgarización de enormidades evidentes y hasta grotescas que, no obstante, terminaron calando la estructura de millones que venían esperando por décadas un espacio legitimante de su miseria espiritual. Lilita, por ejemplo, impulsó la idea de que, independientemente de lo que dijera el Código Penal, el gobierno de Cristina Fernández popularmente elegido conformaba una asociación ilícita que enterraba el producido de sus fechorías en enormes campos de la estepa patagónica, también previamente robados al Estado. Sostuvo que los hijos de la entonces presidenta integraban este concierto criminal desde el mismo momento en que Néstor Kirchner había asumido su mandato: sus partidarios no advirtieron –ni, captada su voluntad, quisieron advertir con posterioridad- que la niña menor del matrimonio tenía por entonces 13 años.

Sin revelar el origen de sus informaciones, en programas de apariencia periodística afines al régimen Lilita aventuró que los Kirchner habían obtenido unos 14.000 millones de dólares durante sus años de gestión, producto de cobrar dádivas equivalentes al 15 % del monto de cada impuro negocio; que el empresario Lázaro Báez es un “perro leal” de Néstor Kirchner dueño de “un emporio en EE. UU.”; que todas las corridas cambiarias ocurridas desde el 2003 hasta el presente fueron producto de manipulaciones por parte de agentes kirchneristas, de temores del mercado por las decisiones que Cristina pudiera tomar cuando era presidenta o bien del pánico de los operadores por que volviera a instaurarse el “populismo”; que el kirchnerismo fraguaba golpes de Estado a la sombra y que el país saldría adelante “si la clase media y media alta dejara más propinas”.

Elisa, además, instaló la idea de que el joven Santiago Maldonado, asesinado por acciones de terrorismo de Estado, se había en verdad suicidado. Dijo luego que existía “un 20 % de probabilidades de que se encuentre en Chile”. Cuando su cadáver finalmente apareció en un estado de descomposición que no se correspondía con la cantidad de días que estuvo desaparecido, aventuró que se había mantenido congelado en el río, “como Walt Disney”. En una entrevista con Jorge Lanata, minimizó el homicidio afirmando que “hay una aspiración a lo necrológico” y que “parece que tenés que tener muertos para ser argentino”. Entendió, en definitiva, que todo el Caso Maldonado era una invención kirchnerista, lo que constituía algo “perverso, infrahumano y delictivo”. Durante una declaración, alegó que a Santiago “lo mató el gobierno”; más tarde, pidió disculpas y aclaró que se estaba refiriendo al fiscal Nisman y al gobierno de Cristina Fernández. Defendió, también, la hipótesis de una mancomunión violenta entre pueblos originarios argentinos y chilenos.

Sostuvo, por otra parte, que Cristina Fernández realizaba viajes a Cuba para ponerse en contacto en forma secreta con agentes rusos , ya que “Putin está trabajando para el kirchnerismo”. Los fines últimos perseguidos por la ex presidenta serían, según sus dichos, “sostener la dictadura de Maduro en Venezuela” e “instaurar una dictadura como la de Maduro en la Argentina”. Afirmó, en otra ocasión, que Argentina se encaminaba a tener los mismos niveles de narcotráfico que México y Colombia, como así también los de “Venezuela y Cuba”.

Durante los debates por la institución del aborto legal, seguro y gratuito, se opuso a la sanción de la ley asegurando que, en épocas pasadas, "era un orgullo entregarle la virginidad a un obispo. Entonces, si después [la víctima] puede abortar, la verdad es que queda impune el delito".

Al producirse la derrota electoral de Cambiemos en agosto de 2019, Lilita sostuvo que hubo fraude por alteraciones provocadas por “patotas kirchneristas” durante el escrutinio en los locales escolares. Sin embargo, el recuento definitivo realizado ante representantes de la Secretaría Electoral arrojó una diferencia aun mayor a favor de la oposición que la calculada en el escrutinio provisorio, el día de los comicios. Durante un acto en el que se encontraba el propio presidente de la Nación, dijo que las elecciones se habían perdido porque sus votantes se encontraban “esquiando” o “de vacaciones en el verano europeo”; y advirtió: “nos van a sacar muertos de Olivos”.

Antes, cuando el candidato de Cambiemos fue vencido en las elecciones para gobernador de la provincia de Córdoba, Elisa invitó a pensar: “Lo que todo Córdoba tiene que plantearse es quién maneja la droga a partir de ahora”. Esta línea de terror toxicómano también apareció en sus opiniones respecto de las elecciones en Santa Fe: “Votar a Bonfatti es votar a Los Monos” (una conocida banda de narcotraficantes). Con doce años de retraso, denunció también fraude en las elecciones que perdió contra Cristina Fernández en 2007.

La lista de desmesuras y barbaridades que la tuvieron por ejecutora es tan sumamente extensa, que su total compilación resulta prácticamente imposible.

Promotora febril y compulsiva de acciones penales contra personas de todo signo, está convencida de que su misión es la de dar impulso inicial al proceso, aunque carezca de pruebas, pues es al órgano judicial a quien corresponde la averiguación de la verdad. Siguiendo este norte, ha denunciado a ministros, legisladores, empresarios, jueces, presidentes, concejales, fiscales, gobernadores, ex funcionarios y autoridades de todo rango, en ejercicio o no. Alguna de sus denuncias ha sido judicialmente rechazada por “evidente sinrazón”. Cree que en Argentina hay un peligro permanente de copamiento terrorista. Cree que sus acciones están guiadas por Dios.

Muchas veces Carrió ha declarado que “no tiene ideología” y que su “única preocupación” es que la Argentina se enderece sobre la senda del bien y de la coherencia política y social. Sin embargo, su vida pública es un rosario extremista de alianzas y cismas, de lealtades y abandonos, de apoyo a las dictaduras y luchas por la vigencia de los Derechos Humanos, de silencios y verborragias, de amistades con aquellos a quienes antes había denunciado, de denuncias a quienes antes eran sus amigos, de lógicas e irracionalidades, de realidades palpables e irrealidades discursivas.

Si atendiéramos a las centenas de contradicciones, desvaríos, excesos e hipótesis persecutorias que a lo largo de su vida política ha desgranado, probablemente no habría dificultad en encuadrar sus acciones como emergencias de una sintomatología delirante paranoide con marcados rasgos de misticismo y un cúmulo psiquiátricamente abordable de defensas histriónicas. Una suerte de “insana que representa peligro para sí y para terceros”, en términos del viejo Código Civil, habida cuenta de la violencia con que se manifiestan sus fantasías reivindicatorias y la ausencia de valoraciones frenopáticas de censura, síntomas que la disparan a la implementación de cientos de cursos de acción siempre desproporcionados y no pocas veces autoinjuriantes.

No obstante estas graves notas de aparente patologización y segura vocación por el desenfreno y la superabundancia discursiva y conductual –casi siempre exentas de toda adecuación a tiempo y espacio- hay quienes la instituyen como cabal representante de su estar en el mundo.

Y así, en su última candidatura a diputada, la clase media porteña le ha renovado el timón de Ajab con el 51 % de los votos.

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domingo, 22 de septiembre de 2019

"Prontuario de Gabinete": Maria Eugenia VIDAL


"Prontuario de Gabinete"
*Texto: Eddy Whopper / caricatura digital: Andrés Casciani (2019)

Hoy: Maria Eugenia VIDAL

Nombre completo: María Eugenia VIDAL
Alias: “Maru”, “La Leona” (sector macrista) / “Heidi”, “La Hiena” (oposición)
Fecha de nacimiento: 8 de septiembre de 1973

La gobernadora macrista de la provincia de Buenos Aires nació en la ciudad de Buenos Aires. Cursó estudios primarios y secundarios en el Colegio Instituto Privado Nuestra Señora de la Misericordia, una institución tradicional a la que en general concurrían niñas provenientes de hogares de clase media aspiracional, como conducta familiar de diferenciación. Luego cursó la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad Católica Argentina. Allí conoció a quien sería su esposo, Ramiro Tagliaferro, padre de sus tres hijos.

Gracias a su empleo en la Fundación Grupo Sophia (una de las “usinas de ideas” fundada por Horacio Rodríguez Larreta), Vidal tuvo su primer encuentro con Mauricio Macri. La Fundación, financiada por capitales empresariales, generaba planes de Estado y actuaba como consultora desde mediados de la década de 1990. En este contexto, María Eugenia presentó, durante el año 2002, una serie de tópicos relacionados con una propuesta de alcance nacional encargada por Macri, quien se impresionó por su capacidad de exposición y dominio técnico. A partir de entonces, el vínculo entre ambos fue solidificándose, fogoneado por la singular tendencia a la concentración y al trabajo efectivo con precisa adecuación a consignas que Vidal evidenciaba.

Esta dedicación, exenta de toda pasión pero fuertemente direccionada hacia el logro rápido y eficaz de los objetivos propuestos, sumados a un carácter decidido con aptitudes de articulación de recursos materiales y del trabajo humano, fueron los ejes centrales de la cada vez mayor preferencia de Macri por la gravitación de María Eugenia, disparada desde el llano en la ejecución de la mayor parte de sus proyectos políticos. A estas condiciones, Vidal sumaba una experiencia en cargos de decisión en diversas áreas de la Administración Pública Nacional durante la presidencia de Fernando De la Rúa. Hasta allí la había llevado el creador de Sophia, como proveedor de cuadros sin experiencia política, pero intensamente capacitados en distintos saberes.

La Fundación continuó su tarea par a par con las aspiraciones de Mauricio Macri y coadyuvó a la construcción de poder que desembocaría, finalmente, en las victorias electorales de 2015. Allí, María Eugenia Vidal se destacó en la realización de diversos estudios sociales, en la generación de diagnósticos, en la proyección de actividades de relevamiento de datos y en la elaboración de políticas de gestión. Poco a poco, Mauricio la fue incorporando como pieza fundamental de sus estructuras de acceso al poder. Si bien en el año 2005 no alcanzó a ser electa diputada por la provincia de Buenos Aires (figuraba quinta en la lista), en 2007 ingresó como legisladora de la Ciudad.

A los pocos meses, Macri reordenó su tablero de cuadros y la nombró Ministra de Desarrollo Social en la jurisdicción porteña. La intención primaria era la de implementar los programas que habían sido forjados y puestos en prioridad desde aquellos primeros asesoramientos rentados. Sin embargo, dos hechos graves durante su ministerio demostraron la ineficiencia práctica de aquellas posiciones especulativas: las tomas de los Parques Indoamericano y Avellaneda, que finalizaron, ante la incapacidad política y la falta de vocación de negociación de la nueva administración PRO, en una descarnada represión, con 4 muertos y más de 30 heridos. Por entonces (año 2010), Vidal cargó las culpas de estos hechos en “la imposibilidad de diálogo con el gobierno nacional”, encabezado por Cristina Fernández de Kirchner.

Su gestión ministerial estuvo signada por las características que más frecuentemente alcanzaron a todos los operadores del espectro Pro-Cambiemos: subejecución de partidas y falta de despliegue de acciones de satisfacción de necesidades comunitarias, toma de medidas a favor del incremento de la deuda pública y del pago de contrataciones a parientes o amigos del poder; aumento considerable de la mortalidad infantil; aumento del número de pobres; vaciamiento de áreas de la Administración y, desde otro perfil, estigmatización de la oposición, recorte de libertades de expresión en empleados públicos y excesivo control de sus actividades laborales, sindicales y privadas.

Desde tal posición, María Eugenia logró ir reemplazando a Gabriela Michetti en las preferencias del electorado; en especial, por su cada vez más impetuosa colocación en la “vereda” macrista, en un contexto de intensa polarización discursiva –con implicancias en lo político y social- iniciada por recomendación de los publicistas del macrismo.

Esta vocación de adláter ejecutor terminó por ganar definitivamente la voluntad de Mauricio Macri, decidido a renovar su mandato en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Sabedor de la fidelidad que le profesaría María Eugenia y, además, de su inagotable despliegue de energía en el desarrollo del programa político pensado por el ex presidente de Boca Juniors, finalmente la eligió como compañera de fórmula para el período 2011 – 2015.

A partir de entonces, la imagen pública de Maru se disparó: ya cimentado Mauricio Macri en la estima del votante aspiracional porteño, la incondicionalidad ejercida por Vidal no tardó en ser percibida como fuego irreversiblemente devoto para la elaboración de un proyecto nacional. Macri fue reelecto en Buenos Aires con un contundente ballotage de 64 / 36 contra la dupla Daniel Filmus – Carlos Tomada, a la que, en primera vuelta, venía de vencer por 20 puntos (47 % a 27 %).

Vidal no sólo logró, en esta instancia, una fuerte penetración en el Parnaso espiritual de su público adicto. Su voluntad de satisfacer los direccionamientos impuestos por el programa de ascenso político de Mauricio Macri la condujo a develar, ante el asombro de muchos, un fuerte componente histriónico que rayaría, con el correr de los años y las exigencias, en el preludio de una expresión mística igualmente intensa. Sus gestos maternales –particularmente alcanzados a través de ensayos de arqueo sentimental de las cejas- su voz acompasada y tenue, los movimientos afirmativos de su cabeza durante la emisión de discursos tranquilos y ciertas prácticas de enojo controlado respecto de estándares previamente diseñados, generaron una adhesión emotiva de gran magnitud en el electorado porteño. María Eugenia, durante este período, se constituyó en un rostro inapartable de identificación icónica, inagotablemente redituable.

Ya como vicejefa de gobierno, Vidal debió afrontar una primera acusación: la campaña de reelección que la incluía como candidata habría sido pagada, en gran parte, con dinero de la trata de personas proveído por Raúl Martins, un proxeneta internacional amigo de Mauricio Macri. La noticia se había originado en una denuncia judicial promovida, precisamente, por la propia hija de Martins. La causa continúa hasta nuestros días, pero el consenso mediático cada vez más nutrido que el macrismo experimentó a nivel local y nacional sofocó por completo el nulo efecto que ocasionó la noticia.

Desde su puesto, Vidal también intervino en la campaña de sugestión emocional colectiva que derivara en el triunfo electoral del macrismo en los comicios del año 2015. De menor a mayor, sus apariciones públicas se fueron centrando en la generación de un fuerte extremismo vinculado con las metas duranbarbianas de marketing social: la “política corrupta” representada por Cristina Fernández de Kirchner y la “apolítica honesta focalizada en la gestión y el trabajo”, cuya titularidad asumían Macri y su “equipo”.

A principios del año 2013, ya se había decidido su candidatura a Gobernadora de la provincia de Buenos Aires. A pesar de gobernar la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tenía domicilio declarado en Castelar, una localidad del Oeste del conurbano bonaerense. Si bien la propuesta tergiversaba el espíritu de la Constitución provincial, objetivamente Vidal cumplía los 5 años de residencia continua que el mismo cuerpo normativo exige, razón por la cual pudo formalmente postularse.

“Maru” –tal como se la publicitaba- apareció en los medios desplegando encantamientos que contribuían a cimentar una imagen de madre comprensiva de las necesidades de “su” gente, sin deponer las armas de la lucha contra las “mafias del poder”. Al igual que respecto de la construcción publicitaria de Mauricio Macri, el tratamiento periodístico pago –sumado al “apoyo” de los “trolls” en las redes sociales- logró instalar a fuerza de insistencia y persuasión la idea de que, frente a la corrupción generalizada de 70 años de peronismo criminal, Maru se veía obligada –aun pudiendo no dedicarse a ello- a asumir el compromiso moral de sanear las instituciones y conducir el país hacia una grandeza fundada en el trabajo y la honestidad.

Esta iconografía de misticismo creciente irradiaba, en el tratamiento mediático, insinuaciones de pureza elemental. A medida que, al calor de la andanada comunicacional, calaba en la emotividad de un número cada vez mayor de partidarios, María Eugenia iba incluso mejorando su aspecto físico y eligiendo ropajes, maquillaje y accesorios cada vez más sencillos y sobrios. Los medios, de tal modo, propagaron la representación de una mujer simple, crecientemente adorable, madre responsable, moderada, empleada eficiente y sumamente leal a Mauricio, el Empresario Que Abandonó Su Buen Pasar Para Ayudar y Cuidar a Todos los Argentinos. Frente a ellos, contrapusieron “la codicia y la delincuencia”: una de las estrategias de competencia desleal desplegada contra su rival electoral Aníbal Fernández fue la de acusarlo falsamente de haber ideado el asesinato de tres narcotraficantes, de los que además sería cómplice. Ello, el mismo año en que, a la par, Cristina Fernández era también sindicada por el macrismo de haber dado muerte al fiscal Alberto Nisman.

Estos ribetes cándidos, delineados en virtud del surfeo televisivo-radial y periodístico, obraron de herramienta de ocultamiento de cuestiones serias de desmanejo durante su gestión en la ciudad de Buenos Aires. Los medios, por entonces, disimularon las sospechas de corruptela manifestadas en las abultadas contrataciones del Gobierno de la Ciudad a la consultora Poliarquía, en la que el marido de Maru, Ramiro Tagliaferro, se promovía como Director Asociado. A cambio de la dádiva oficial, la empresa brindaría servicios de “Asesoramiento y Comunicación Estratégica”. Las pocas veces que se planteó este problema de “autocontrato”, tanto Vidal como Tagliaferro se manifestaron víctimas de una “campaña sucia”, negaron los hechos y los vincularon con actitudes “de la política”, en clara referencia al gobierno nacional de Cristina Fernández.

A medida que transcurría su vicejefatura, María Eugenia iba saliendo airosa y aun robustecida del hecho de haber recibido, en su carácter de segunda, todas las imputaciones delictivas que se formularan contra el Jefe de Gobierno Mauricio Macri, en especial por irregularidades en la concesión de obra pública. Las facilidades de actuación y su buen apego al “coacheo” partidario terminaron de estructurar el personaje hiperbólico que, finalmente, las clases bajas y medias aspiracionales eligieron en 2015 para que gobernara la vida, el honor y el patrimonio de los vecinos de la provincia de Buenos Aires.

El primer desenmascaramiento que exhibió los verdaderos motivos del colectivo Cambiemos para hacerse del poder fue, precisamente, un acto fallido de María Eugenia en octubre de 2015, el mismo día que se revelara su victoria en los comicios. Allí, arengó a su público militante a la voz de “Cambiamos futuro por pasado”.

Como gobernadora, María Eugenia Vidal complementó las medidas de vaciamiento y destrucción de conquistas sociales puestas en rodaje por Mauricio Macri, con la misma velocidad y el mismo afán de creación de una contracultura de aceptación de las condiciones de explotación por parte de los propios explotados.

Sostenida desde el poder real por las clases empresariales sojeras y emocionalmente sustentada por una franja media mayoritaria, Maru disparó una política de endeudamiento, favorecimiento de los sectores con mayores ingresos, disminución de los ingresos provenientes del trabajo, desatención de los espectros sociales en situación de vulnerabilidad, recortes presupuestarios en todas las áreas –excepto los gastos de publicidad - y hasta cierre de centros de salud y de establecimientos educativos. Por cuestiones ideológicas, se negó incluso a poner en funcionamiento los hospitales construidos durante las administraciones kirchneristas, que se encontraban listos para comenzar actividades.

Esta profesión de ajuste descomunal la obligó a asegurar físicamente su integridad y la de su familia: contra las previsiones de la Constitución de la provincia, decidió fijar su lugar de residencia en la Base Aérea de Morón, desde y hacia donde se desplazó diariamente en helicóptero. Los medios no hegemónicos reportaron, en ese entonces, la utilización de enormes cantidades de dinero público para el acondicionamiento del lugar. No obstante, cada vez con mayor frecuencia Vidal utilizó oficinas del PRO en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para desarrollar sus tareas; incluso llegó a valerse de establecimientos porteños para realizar actos provinciales, como el que celebró en septiembre de 2019 con docentes bonaerenses en el Teatro Colón.

Las políticas neoliberales de beneficio exclusivo a los sectores concentrados puestas en ejecución por María Eugenia Vidal generaron la desaparición de más de 5.500 empresas. Actualmente, existen picos de desocupación que las cifras oficiales ponderan en más del 12 %: la media nacional era, en diciembre del año 2015, del 5,9 %. Se estimó, a mediados de 2019, un total de 2.000.000 de desempleados y subocupados. En su distrito, el segundo más rico del país, una de cada cuatro personas de menos de 30 años no tiene trabajo y unas 7 personas de cada 20 viven en la pobreza. El 40 % de los niños no come en sus casas y debe asistir a centros comunitarios de alimentación: a pesar de ello, la administración de Vidal ha sido cuestionada varias veces por el envío de comida en estado de descomposición a instituciones escolares, como así también por el achicamiento progresivo de las raciones.

Vidal redujo sensiblemente las partidas presupuestarias destinadas a educación, lo que se correspondió con una pérdida efectiva en el ingreso salarial docente. Además, se opuso a la creación de universidades fomentada por la administración anterior e invitó a pensar, en una dirección decididamente determinista: “¿Es de equidad que durante años hayamos poblado la Provincia de Buenos Aires de universidades públicas, cuando todos los que estamos acá sabemos que nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega a la universidad?”

La gobernadora, además, redujo la inversión pública, aunque aumentó en más de 5.000 millones de dólares la deuda de la provincia. Al mando del Banco local colocó a Jorge Macri, primo de Mauricio Macri (quien, además, era intendente de Vicente López y por ello no resultaba apto para ocupar el cargo). A partir de entonces, la entidad concedió fuertes sumas en concepto de préstamos blandos a empresas del entorno presidencial, incluidas IECSA y la firma “Cheeky” de Juliana Awada, esposa de Mauricio. Asimismo, desde diversas entidades públicas provinciales realizó pagos a empresas que figuran como aportantes de su campaña y otorgó “compensaciones” millonarias a empresas de servicios públicos. En cuanto a la distribución de las partidas en el interior de la provincia, se ha denunciado que los municipios gobernados por figuras pertenecientes al arco político de Cambiemos reciben hasta un 50.000 % más por habitante que los gobernados por políticos de la oposición, como es el caso de la relación entre Avellaneda y Pehuajó.

Por lo demás, la administración Vidal redujo el presupuesto de Salud. Discontinuó de hecho, a través de una contrastante subejecución de partidas, los programas de prevención de enfermedades de transmisión sexual, de salud bucal, de prevención y atención de la violencia de género, la provisión de medicamentos, preservativos y anticonceptivos, como así también los programas de prevención y tratamiento de adicciones. Un ejemplo paradigmático viene dado por el plan de acceso a trasplantes en la jurisdicción: hacia octubre de 2016, sólo se había empleado poco más del 3 % de la partida.

A la vez, y ante el silencio de la prensa hegemónica, la Procuración General Bonaerense informó que, sólo durante el año 2018, había aumentado la frecuencia delictiva en la provincia un promedio del 60 %. Los delitos más frecuentes que se dieron durante su gobierno fueron el hurto agravado por el uso de arma blanca y los homicidios en ocasión de robo.

Ello, a pesar del despliegue de una fuerte actividad represiva por parte de los agentes de las fuerzas de seguridad provinciales con apoyo de Gendarmería Nacional y, en algunos casos, la Policía Federal Argentina. Dichos elementos se han mayormente orientado, por mandato de la gobernadora, a la detención y requisa selectiva que afecta a miembros de los sectores más vulnerables, sindicados por el imaginario al que Vidal responde como generadores de delitos. Del mismo modo, la violencia institucional organizada ha sido dirigida contra manifestantes y trabajadores despedidos como resultado de las políticas de exclusión fomentadas por el macrismo.

Estas líneas resultan, sin embargo, tan sólo indiciarias del enorme daño generado por la administración de María Eugenia Vidal, tanto en su faz de gobernadora local, como en su carácter de acompañante de Mauricio Macri, ejecutor de las demandas clasistas nacidas en el seno del poder real.

Hasta las elecciones del 11 de agosto de 2019, las encuestas revelaban que la población mayoritaria le otorgaba una “imagen positiva” mucho mayor que la del jefe de su partido. Esta circunstancia hizo pensar, en hipótesis aceptada por el colectivo de votantes macristas, que María Eugenia sería la sucesora natural de Macri para el período 2019 – 2023.

Tal estrategia se vio ocluida, sin embargo, por las ambiciones del líder de Cambiemos. Contra todo pronóstico, Macri decidió generar alianza con un referente venal del peronismo “anticristinista”: el acomodaticio senador Miguel Ángel Pichetto. Esta exclusión, ha trascendido, produjo algunas distorsiones en la relación con el presidente del PRO, lo que conduciría, en el futuro mediato, a un virtual resquebrajamiento de los propios cimientos del frente.

En todo caso, “La Gobernadora Coraje” (tal el carácter que sus adherentes más rabiosos le han adjudicado) asiste por estos días a un desfile contradictorio de cifras del que, ahora tampoco, saldrá mal parada. Es que, frente a los más de 28 puntos porcentuales de diferencia con que el candidato kirchnerista Axel Kicillof viene frustrando sus pretensiones de reelección, el incremento de su patrimonio ha superado con comodidad el 400 %, tan sólo respecto de finales del año 2017.

Sin dudas, un saldo que alivia cualquier sinsabor; provenga de la política, de la apolítica, de la antipolítica o aun de los denodados sacrificios que exige el mantenimiento de la limpieza del alma, en un mundo plagado de tentaciones.

prontuariodegabinete.blogspot.com.ar

viernes, 20 de septiembre de 2019

"Prontuario de Gabinete": Esteban BULLRICH


"Prontuario de Gabinete"
*Texto: Eddy Whopper / caricatura digital: Andrés Casciani (2019)

Hoy: Esteban BULLRICH

Nombre completo: Esteban José Bullrich Zorraquín Ocampo Alvear
Fecha de nacimiento: 26 de mayo de 1969

El Ministro de Educación y Deportes de Mauricio Macri y luego Senador por la provincia de Buenos Aires proviene de dos castas patricias. El bisabuelo de su madre, María Ocampo Alvear, fue el tío del ex presidente Marcelo Torcuato de Alvear (1922 – 1928). A la vez, su propio tío por esta misma línea, Juan María Ocampo Alvear, ocupó la presidencia del Banco Central durante la última dictadura militar. Esta misma estirpe lo vincula con el Director Supremo Carlos María de Alvear, señalado como “agente inglés” durante los años que siguieron a la Revolución de 1810, al punto de bregar por que estas colonias pasaran a dominio británico.

Por linaje paterno (su padre es Esteban Bullrich Zorraquín), desciende de Adolfo Bullrich, cuya casa de remates en Buenos Aires –conocida hoy como “Patio Bullrich”- fue el lugar en que las familias acomodadas de la sociedad porteña compraron los campos “ganados” luego de la Campaña del Desierto. El amigo de Adolfo, Julio Argentino Roca, encargado del masivo exterminio de pueblos originarios durante el último tercio del siglo XIX, lo designó Intendente de la ciudad de Buenos Aires, cargo que ejerció entre 1898 y 1902.

Luego de cursar estudios primarios y secundarios en el bilingüe St. Leonard’s College del barrio de Belgrano, se recibió en 1992 de Licenciado en Sistemas y Computación por la Universidad de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios. Más tarde, realizó una Maestría en Administración de empresas en la Kellogg School of Management, casa de estudios sostenida por la empresa de alimentos Kellogg. Su experiencia educacional se reduce a dos meses de enseñanza de Matemática en un orfanato de Nicaragua, como parte de un programa de la Fundación Fabretto financiado por diversas empresas multinacionales.

Ocupó puestos jerárquicos en la firma Alpargatas y en la frutícola San Miguel S.A. (gran empresa productora de cítricos). De la experiencia en esta última nació su consultora Fruitful Thinking S.A., fundada en 2002.

Esteban Bullrich saltó del mundo empresario a la política durante los sucesos del año 2001, bajo el padrinazgo de Ricardo López Murphy, por entonces Ministro de Economía de Fernando De la Rúa e impulsor de fuertes políticas de ajuste. En 2002, luego de la debacle económica y social que motivara la renuncia del entonces presidente, Bullrich integró el partido “Recrear para el Crecimiento” liderado por aquél. El espacio, finalmente, terminó pasando a formar parte en 2009 de la alianza Compromiso para el Cambio a través de la unión con el PRO de Mauricio Macri. Fue Bullrich quien, en disputas de poder con el propio López Murphy, propuso la inclusión de Recrear en el espacio macrista. Por esta incorporación, y a la vista de que había perdido poder de decisión, el creador de Recrear se alejó de la institución.

Bullrich fue presidente de la rama juvenil de aquel partido y asesor del diputado Hugo Martini, fue candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en las elecciones de 2003 (en las que obtuvo el cuarto lugar) y finalmente, por acuerdos con el PRO, diputado nacional por el mismo distrito entre 2005 y 2007. En este último período, presentó un proyecto de Ley Federal de Educación que fue criticado, incluso, por sus propios compañeros de bancada. Durante 2006, en uso de licencia, cursó como becario de la Fundación Eisenhower Fellowships, un espacio cuya finalidad es “reforzar los lazos entre EE. UU. y los países del mundo”.

Antes de la ruptura con López Murphy, integró la fórmula presidencial para las elecciones del año 2007: obtuvo poco más del 1 % de los votos.

Su acercamiento al PRO de Mauricio Macri, desde la plataforma de Recrear, le permitió alternar personalmente con el líder boquense. Esta relación creciente lo llevó a ocupar en 2007 el cargo de Ministro de Desarrollo Social de la Ciudad de Buenos Aires en reemplazo de María Eugenia Vidal, que había tomado una licencia por maternidad.

Luego, en 2010 –y hasta el año 2015- Esteban Bullrich fue Ministro de Educación de la Ciudad, a pesar de que durante sus intervenciones en la campaña electoral del año 2009 (donde resultó nuevamente electo diputado) había exhibido una pizarra por él escrita con faltas de ortografía. En la cartera educativa dio marcha al llamado “Plan Sarmiento”, que consistió en la entrega de notebooks a alumnos y docentes de escuelas públicas. El Plan fue denunciado de fraudulento, por la determinación de sobreprecios estimados en más del 280 %.

Bullrich, además, implementó una línea telefónica “0-800” para recibir denuncias anónimas y gratuitas sobre “actividades políticas dentro de las escuelas”, lo que incluía la “delación” de las actividades de centros de estudiantes, censuras a las opiniones de cualquier miembro de la comunidad educativa y sanciones a docentes que expresaban sus pareceres incluso acerca de acontecimientos históricos. La medida fue declarada inconstitucional, con posterioridad, por la Justicia porteña. No obstante ello, en el año 2015 Esteban Bullrich fue denunciado por desplegar él mismo maniobras de difusión político-partidaria en las escuelas, a través del envío de correos electrónicos a casillas institucionales de los establecimientos y a las cuentas personales de alumnos, padres y madres, gracias a la utilización de bases de datos que el Ministerio había ordenado previamente realizar.

Esos listados también fueron utilizados para promocionar cursos ofrecidos por la empresa de uno de los socios del Vicejefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta: el empresario de plataformas educativas Gabriel Sánchez Zinny. Los inscriptos a cursos del programa “Adultos 2.000” recibieron entonces, en sus casillas de correo electrónico, promociones para realizar la misma cursada que en las instituciones públicas, pero con un año menos de duración, aunque a cambio de un precio que podía pagarse incluso por Mercado Libre.

Por lo demás, Bullrich ordenó el cierre de cursos y talleres que consideraba “poco concurridos” o “insustanciales”. Mandó fusionar en un aula a aquellos grados o divisiones que tuvieran menos de 30 alumnos: el resultado fue la desaparición de más de 140 grados de escolaridad primaria, más de 50 divisiones de secundaria y la baja de otras 25 comisiones pertenecientes a escuelas técnicas, además del cierre de una Tecnicatura en Seguridad Social. Desde 2014, implementó un sistema de inscripción de alumnos en escuelas vía Internet que dejó más de 9.000 estudiantes sin vacante: con los años, el método continuó arrojando niños, niñas y adolescentes fuera del sistema y se sugirió a los padres que no podían costear instituciones privadas que “consigan lugares en escuelas de la provincia de Buenos Aires”, por entonces gobernada por Daniel Scioli, opositor del macrismo.

Esteban Bullrich dio su visto bueno para la creación e implementación de “escuelas-containers”, que consistieron en la instalación, en patios y jardines de instituciones con sobredemanda, de contenedores portuarios en desuso y su “acondicionamiento” como aulas. Estos recipientes metálicos carecían de condiciones adecuadas de ventilación e higiene. Su puesta en uso violaba las normas que el propio Código de la Edificación imponía para la habilitación de establecimientos educativos en la misma jurisdicción de la que él era ministro.

Además, se lo sindicó de haber firmado contratos por grandes cifras entre el Ministerio y una supuesta “empresa fantasma” del conductor televisivo Fernando Niembro, por servicios nunca definidos ni prestados. Este episodio sucedió en plena campaña presidencial de 2015, y Niembro –acosado por la aparición de otras denuncias- terminó renunciando a ocupar cargo alguno en el gobierno de Cambiemos. Bullrich ha sido aludido, también, en la firma de dos contratos millonarios con consultoras que fueron aportantes de la campaña macrista en ese mismo año.

A pesar de haber reducido un 33 % el presupuesto educativo de la ciudad a la par de aumentar los subsidios para escuelas privadas, y de otras insuficiencias de su gestión (que lo condujeron, incluso, a poner su renuncia a disposición del Jefe de Gobierno citadino), la mayor parte de los integrantes del colectivo docente apoyó la candidatura de Mauricio Macri en el año 2015, quien prometió que, de ganar las elecciones, Esteban Bullrich sería Ministro de Educación de la Nación.

En efecto: una de las primeras medidas del gobierno que asumió el 10 de diciembre de 2015 fue el dictado de un decreto inconstitucional que modificaba la Ley de Ministerios y creaba la cartera de Educación y Deportes, de la que Bullrich fue nombrado titular.

De inicio, el novel ministro marcó la orientación de su tarea. Influido por su ascendencia amigable al genocidio, durante la inauguración de un hospital-escuela en Río Negro afirmó: “Ésta es la nueva Campaña del Desierto, pero no con la espada, sino con la educación”.

La tarea del licenciado en sistemas, a partir de entonces, devino en un ensamble armónico con las medidas neoliberales impresas por el gobierno de Mauricio Macri. Decidido a no cumplir las pautas fijadas por la Ley de Financiamiento Educativo, subejecutó adrede las partidas presupuestarias correspondientes, con el fin de que el gasto del sector no alcanzara el 6 % fijado como mínimo en dicha norma: el objetivo de esta medida fue el de permitir el endeudamiento masivo que fomentó el macrismo, que debía enfrentarse sustrayendo dinero de las arcas públicas. Además, obstaculizó a los docentes el ejercicio del derecho de consensuar sus salarios a través de la celebración de paritarias.

Si bien estas medidas fueron resistidas por un sector de trabajadores de la Educación, la mayor parte de los docentes, fuertemente permeable a la manipulación macrista, no cuestionó el empeoramiento drástico de sus propias condiciones de trabajo ni el deterioro progresivo del área. Esta mayoría, incluso, se opuso a las acciones de defensa implementadas por sus propios representantes gremiales, a quienes vinculó con “el kirchnerismo” y “la vagancia”. No obstante, los actores del sindicalismo más afines con la defensa de los derechos del trabajo educativo se mantuvieron firmes en esta tarea: no cesaron en la generación de planteos y, aun frente al cerco mediático hegemónico que tergiversaba su labor o propalaba mensajes falsos o estigmatizantes, continuaron cumpliendo su rol.

Estos éxitos en la aplicación de castigos aceptados, en la atenuación de los efectos de las acciones gremiales y en la degradación del buen nombre de sus protagonistas, estimularon la curiosidad de los investigadores del periodismo no hegemónico, quienes, en su tarea por encontrar respuestas a tales contradicciones, descubrieron un video del año 2014 en el que Bullrich explicaba cómo aprovechar las limitaciones del otro para conseguir los objetivos propuestos.

Decía el ministro en aquella oportunidad: “Al sistema hay que sacudirlo, y lo hemos hecho. ¿Qué es lo que hacemos para vencer esa resistencia? Primero: lanzar muchas iniciativas al mismo tiempo, porque el gremio focaliza. Entonces, cuando el gremio focaliza, estoy develando la estrategia, si se quiere, pero no importa, porque la estrategia es poco atacable igual: el gremio focaliza, vos le abriste doce, y las otras once pasan igual. Cuando se dieron cuenta de que alguna ya se implementó, van detrás de esa y avanzás con la que no habías avanzado. Un partido de ajedrez o de damas medio complejo, pero que funciona”.

Por lo demás, la característica central de las apariciones de Esteban Bullrich en el ámbito público se han caracterizado por el ejercicio de una aparente torpeza que, en el nuevo contexto de relativismo de lo humanitario desplegado por el macrismo, podría también interpretarse como la manifestación de un rosario de actos de cinismo.

En este sentido, Bullrich ha declarado que la ola de despidos provocada por la administración a la que pertenece tenía que ver con una “búsqueda de que cada uno pueda tener sus propios emprendimientos”. Propuso entonces que, entre varios trabajadores echados de sus empleos, se juntaran y abrieran cervecerías artesanales. Llamativamente, por aquellos días, las clases medias en descenso tomaron el mensaje y se produjo un florecimiento inusual de locales de este rubro.

Mientras tanto, los “Panama Papers” le adjudicaban la propiedad de una sociedad “off shore” en Miami: Formar Foundation Inc., firma en la que figura como Director. Otros dos funcionarios del gobierno de Cambiemos integran los estamentos jerárquicos de esta empresa fraudulenta: Diego Fernández (su ex Jefe de Gabinete durante la gestión en la ciudad de Buenos Aires, dueño de la cadena Dashi Sushi Bar) y el ya conocido Gabriel Sánchez Zinny, favorecido por Bullrich a través de la venta de cursos en competencia con la educación pública porteña, ahora coordinador del Instituto Nacional de Educación Tecnológica.

Aun frente a estos detalles de desarrollo preordenado de políticas de abolición de derechos, Esteban Bullrich no dejó de generar mensajes estimulantes de antivalores, como canal eficiente de llegada al poder del macrismo, como así también de su sostenimiento. Uno de los episodios más recordados se dio durante la firma de un convenio con la Casa Ana Frank de Alemania: en seguimiento de la propuesta duranbarbiana de revisionar favorablemente la personalidad de Adolfo Hitler (personaje que provoca efecto emotivo positivo en un sector de las clases aspiracionales argentinas), Esteban Bullrich sostuvo que “los sueños” de la niña asesinada por la barbarie nazi “quedaron truncos por una dirigencia que no fue capaz de unir y llevar paz a un mundo que promovía la intolerancia”. Con ello, sugería que el nacionalsocialismo todo tenía por finalidad generar la concordia entre los alemanes, y que el desarrollo de su plan de violencia y prácticas inhumanas estuvo cruzado por una impronta de falta de recursos o talentos para conducir a buen puerto el plan final. Ni la prensa adicta, ni sus seguidores, cuestionaron estos dichos.

Una vez realizado el ajuste previsto en Educación, Esteban Bullrich fue designado por Mauricio Macri como candidato a senador por la provincia de Buenos Aires en las elecciones de medio término de 2017.

Aquella campaña proselitista estuvo signada por los desaciertos, la torpeza y aun la impunidad de Esteban. Sin filtro moral alguno, y sabedor de la psicología de sus adherentes, declaró que “el camino que hemos emprendido todos los días tiene un metro más de asfalto, una sala más, UN PIBE MÁS PRESO”. Por esa manifestación pidió disculpas días después, en un acto que su público afín ponderó como loable reconocimiento de errores. En otra fallida intervención superficial, criticó las tendencias laborales de los argentinos y sugirió su formación en disciplinas alternativas, como el pilotaje de drones.

Durante los actos de campaña, Bullrich exhibió una notoria incapacidad de construcción de discurso eficiente, razón por la cual Jaime Durán Barba decidió reemplazarlo como emisor de mensajes por la gobernadora María Eugenia Vidal, que no se postulaba en aquellas elecciones a ningún cargo. En las apariciones públicas, y a su lado, Esteban Bullrich permanecía en silencio, mientras Vidal voceaba públicamente las propuestas del futuro senador y respondía las preguntas del periodismo afecto. Carente de toda actitud crítica, el voto principal de las clases medias bonaerenses determinó la victoria de la lista encabezada por Bullrich que, además, logró incorporar a la operadora Gladys González en el Senado de la Nación.

La misma progenie que lo une con el poderío roquista lo vincula por condición de sangre con la ministra de Seguridad Patricia Bullrich. Este parentesco también se remonta al fundador de la casa de remates: el hermano de su tatarabuelo Adolfo era Rodolfo José Marcos Bullrich, bisabuelo de la ministra. Hoy ambos comparten, por primera vez, la estructura de poder que procura la vuelta a aquel primer régimen del que su familia fue protagonista.

Más voluntarioso y astuto que inteligente, su discurrir obtuso conduce, en ocasiones, a develar los verdaderos fines de la gestión de Cambiemos. Quizás el ejemplo más claro de estas revelaciones probablemente indeseadas sea su intervención en el foro conocido como “Mini Davos”: en aquella oportunidad, afirmó que “Debemos crear argentinos capaces de vivir en la incertidumbre y disfrutarla”.

De tal manera, a través de la expresión de una idea fuertemente vinculada con la exclusión y el vacío, Esteban Bullrich adelantaba el resultado de exterminio que dejaría el macrismo al final de su mandato, a exclusivo beneficio de sus perpetradores.

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